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XVIII PREMIO EDEBÉ DE LITERATURA INFANTIL Y JUVENIL

Maite Carranza gana el Premio Edebé de Literatura Juvenil 2010

La escritora Maite Carranza ha sido galardonada con el Premio Edebé de Literatura Juvenil, en su edición XVIII.  Su novela “Palabras envenenadas” es la crónica de un día trepidante protagonizado por tres personas próximas a Bárbara Molina, desaparecida con violencia y misteriosamente cuando tenía 15 años.

 

¿Cómo se le ocurrió escribir sobre el tema de los abusos sexuales infantiles?

Hacía mucho tiempo que deseaba hablar en una novela sobre el maltrato de hombres hacia mujeres. Las noticias estremecedoras de los últimos tiempos sobre niñas que durante años sufrían los abusos de personas cercanas me llevó al tema de los abusos sexuales a la infancia, que va muy vinculado al maltrato, a la dominación de un hombre hacia una mujer. Informarme de casos reales me ha dado la fuerza para escribir una obra muy dramática, porque este tema no se puede explicar de manera suave.

 

Un inspector de policía, una madre desesperada, una chica que traiciona a su mejor amiga… Parece una novela de misterio, pero en realidad es una crónica sobre la hipocresía, la mentira y el horror del abuso infantil.

He explicado una historia extrema, pero también muy cierta, porque está inspirada en experiencias reales, y próxima, porque hay muchos más casos de lo que creemos. Una niña desaparecida, a la que dan por muerta, y cuyo caso abre las puertas a la violencia que se ejerce en el círculo más íntimo de la víctima, con hombres que ejercen la violencia y el abuso de poder, y que se consideran poseedores de las llaves de la vida de otra persona. Ante estos hechos hay muchas justificaciones, cortinas de humo, se mira hacia otro lado, se da más credibilidad al agresor… inercias que se tienen que romper.

 

No parece un argumento para una novela para jóvenes.

Creo que es muy importante que los jóvenes lo lean. Me he esforzado para que lo puedan leer y no hay escenas que puedan herir la sensibilidad. He pasado por encima del detalle de la agresión, pero se entiende muy bien por las consecuencias que sufre la víctima. Me gustaría que los jóvenes leyeran esta obra para que sirviera de denuncia y de reflexión, y para que tuviera una función pedagógica y de servicio, por si alguien se encuentra en una situación parecida. Los casos que salen en las noticias son los más extremos, pero a menudo los abusos significan dominación psicológica, humillaciones y maltrato psicológico, que dejan traumas muy importantes.

 

¿Entenderán bien los lectores jóvenes esta denuncia?

A menudo las novelas de literatura infantil y juvenil vinculan la historia que explican a una especie de moralina, a una pedagogía activa que estropea la historia en sí. Yo creo que se ha de tener en cuenta la edad del lector, para que comprenda bien lo que se está escribiendo, pero únicamente porque hay cosas que por su edad, por su estado de madurez, no puede comprender bien. Pero eso no ha de ir en detrimento de la calidad. En el caso de “Palabras envenenadas”, por ejemplo, se considera que es para mayores de 15 años, porque hay determinadas actuaciones de personajes, determinadas situaciones, que un lector más joven no entendería.

 

¿Cree que el abuso infantil es un tabú todavía demasiado fuerte y que debería levantarse la voz para ayudar realmente a los niños que lo han sufrido?

Espero que el libro contribuya a levantar la voz sobre este problema y a hacerlo visible. Tiene que ocurrir como con el maltrato a las mujeres: hace 30 años no había la concienciación que hay ahora, se escondía con la cortina de humo de la hipocresía. Ahora hay actuaciones, denuncias, programas de prevención, planificación. Espero que con los abusos sexuales a los niños pase lo mismo, y haya más difusión de un problema muy real y más próximo de lo que parece: se calcula que lo han sufrido, cuando eran niños, un 20% de la sociedad occidental.

 

Es la primera vez que trata este tema en sus novelas, aunque su obra siempre se ha caracterizado por tratar temáticas muy próximas a la vida cotidiana y real de los chicos y chicas. ¿Se ha documentado especialmente, con información científica y actualidad social, para escribir “Palabras envenedadas”?

Me he documentado mucho, he leído muchos libros, he aprendido mucho de organizaciones como la fundación Vicki Bernadet. Normalmente las víctimas de sienten culpables y se convierten en invisibles. Hay libros que me han desmontado muchos mitos, y que muestran cómo, hasta hace muy pocos años, a los niños se les ha utilizado, vendido y comprado, maltratado y enviado a trabajar. Pero, eso sí, cuando me documento, intento impregnarme del tema, coger las ideas mejores, y luego olvidarme, porque la ficción es algo diferente al documental.

 

Tiene una larga trayectoria en la literatura infantil y juvenil, con numerosas obras, premios, éxito de crítica y lectores. ¿Cree que la literatura para los más jóvenes está bien considerada, o todavía se la ve como la hermana pequeña de la literatura de adultos?

Ha habido un cambio muy importante gracias a un fenómeno que ha llegado de fuera, el best-seller. El mercado se ha dado cuenta de que los jóvenes también compran libros, los regalan, participan en foros de lectura, responden a las campañas de marketing. Al convertirse en consumidores se han convertido en lectores visibles. Los grandes fenómenos como “Harry Potter” han cambiado la dinámica, y ahora pasan cosas impensables hace10 años, como que una librería tenga mesas dedicadas a novedades de fantasía. J.K.Rowling, Cornelia Funke, Stephanie Meyer, y aquí autores como Laura Gallego han demostrado que hay lectores ávidos de consumir los nuevos títulos.

 

Su obra más emblemática y que más éxito ha tenido es la trilogía fantástica “La guerra de las brujas”, formada por “El clan de la loba”, “El desierto de hielo” y “La maldición de Odi”, ha sido traducida a más de 22 idiomas y muy bien acogida por la crítica y los lectores. ¿Esperaba esta respuesta?

Rotundamente, no. Un éxito así en una trilogía fantástica dedicada al público joven era impensable hace 20 años. Pero ahora este panorama ha cambiado totalmente y los lectores acogen estas obras con entusiasmo. 

 

¿Alternar la literatura con la escritura de guiones para televisión y cine y con la docencia es fácil?

Escribir libros, guiones, dar clases, son cosas diferentes que voy alternando porque si no te estancas. El guión es más emocionante, excitante, mas intenso, y es una aventura colectiva. Pero acabas agotado y con ganas de volver a la soledad de la literatura. La docencia me permite reflexionar sobre la fase creativa. A cada una de estas facetas me aproximo de manera diferente, pero son vasos comunicantes, se aprovechan las sinergias y una cosa se nutre de la otra.

 

Más información:

Día Mundial para la prevención del abuso infantil
Información científica
Convención sobre los derechos del niño

 

Maite Carranza