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XVIII PREMIO EDEBÉ DE LITERATURA INFANTIL Y JUVENIL

Rodrigo Muñoz Avia gana el Premio Edebé de Literatura Infantil 2010

El escritor Rodrigo Muñoz Avia ha sido galardonado con el Premio Edebé de Literatura Infantil, en su edición XVIII, por la novela “Mi hermano el genio”.  En ella narra cómo Lola, una niña de diez años, lucha por salvaguardar su identidad.

 

La pasión de Lola es el fútbol, pero sus padres insisten en que asista a clases de violín, para que siga los pasos de su hermano, un virtuoso del piano.

La novela trata de esta niña, de 10 años, que reivindica su personalidad, sus gustos y deseos frente a su familia. Hija de músicos y hermana de un niño que es un genio tocando el piano, todos esperan de ella que se dedique a la música, pero en realidad su sueño es jugar al fútbol. En la novela se narra el choque de esos dos mundos: la familia, las convenciones sociales, y los sueños y anhelos de la niña. Ella se reivindica como individuo, no quiere ser “la hermana del niño que es un virtuoso del piano”.

 

 ¿Cree que a menudo las expectativas de los padres respecto a los hijos les impiden crecer con felicidad y libertad?

Totalmente. Ese es el gran tema de esta novela. Creo que en la educación de los niños hay que facilitarles opciones, abrirles puertas, pero no dirigirles ni encarrilarles. Tienen que hacer su vida. El objetivo de los padres debe ser formar personas, no encarrilarlas ni llevarlas a un exceso de especialización y de competitividad, que es un rasgo del mundo adulto, no del mundo infantil.

 

En su novela “Los perfectos”, premio Edebé de literatura infantil 2007, trataba el tema de una familia considerada perfecta y cómo la percibía uno de los hijos. En “Mi hermano el genio” también se habla de las exigencias familiares. En una de las películas de su hermano Nicolás Muñoz cuyo guión ha firmado usted, "Animales de compañía", los protagonistas son una familia supuestamente perfecta con muchos temas pendientes escondidos. ¿A qué se debe este tema recurrente?

No soy muy consciente de ello a la hora de escribir, pero sí que es un tema que aparece muchas veces en mis obras. Quizás es algo que me obsesiona o me inquieta. La crítica de los modelos sociales falsos, impostados, que, conscientemente o inconscientemente, vamos aceptando, y ante los que los niños se rebelan.

 

¿Cree que ha influido el hecho de que sus padres, los pintores Lucio Muñoz y Amalia Avia sean dos artistas de reconocido prestigio, con obra expuesta en los principales museos del mundo? ¿Ha vivido el ambiente artístico de su familia, en alguna ocasión, como una coraza que le ahogaba?

Quizás sí ha influido en mi manera de ver la vida, en mí y en mis tres hermanos. La suerte es que no lo he vivido como conflicto, porque mis padres nunca han tratado de dirigir mi camino desde niño. Pero sí es cierto que el crecer en un ambiente artístico te aporta cierta manera de mirar las cosas, tener fe en tus posibilidades, a pesar de que el mundo del arte, de la literatura, no es un sector considerado práctico a nivel laboral. Pero al crecer con un modelo como el de mis padres sabes que con fe y con trabajo acabas consiguiendo muchas cosas.

 

¿Hasta qué punto su obra está influenciada por haber crecido en ese terreno tan abonado para el arte y la creatividad?

Principalmente en la manera de enfocar la vida. En las comidas familiares siempre se hablaba de arte, de literatura. Mis padres siempre buscaban la belleza, la chispa, la inteligencia, y eso lo vas mamando y te marca en tu manera de mirar las cosas. Y además de la admiración hacia ambos, como artistas de enorme reconocimiento, tienes la sensación de tener un modelo que te deja el listón muy alto, un poco inalcanzable, y esto también tiene un peso específico.

 

Ha escrito guiones para películas y para televisión, ha escrito libros sobre los escritos dejados por su padre, es crítico de arte, filósofo de formación. ¿Se apoyan mutuamente todas estas facetas creativas?

Me acerco de manera muy diferente a cada una de ellas. Y hacer literatura infantil es un desafío maravilloso, un ejercicio sanísimo, porque te obliga a la claridad.

 

¿Es más difícil escribir una novela para niños que para adultos?

La novela para niños es muy exigente, no porque sea más difícil ya que el conflicto que se plantea quizá es más sencillo. Pero la dificultad está en que hay que ser muy claro. En la novela infantil no valen las trampas. En la literatura para adultos puedes jugar con el tono, el ritmo, pero con los niños hay que tener muy claro lo que quieres contar. Por ejemplo, en “Mi hermano el genio” es muy importante la relación de amor-odio que tiene Lola con su hermano, al que admira pero con el que también rivaliza. Cuando vi claro a los dos personajes y su relación, ya vi con claridad lo que quería contar.

 

¿Se exige más a sí mismo escribiendo para niños?

Escribir para niños me recuerda mucho a la escritura de guiones: siempre tener presente al espectador. Todo debe estar lo más limpio y claro posible, y lo que sobra va fuera. Los niños leen con sinceridad, y si algo no funciona o fuerzas un final ellos lo captan y lo critican. Por eso al escribir una novela infantil me impongo el mismo nivel de exigencia que en otras obras. De hecho, hay que recordar que la literatura infantil son libros que no excluyen a nadie: los pueden leer mayores y niños. Y hay que ofrecer la mejor calidad.

Más información:

Concierto John Cage 4'33''
"Animales de compañía"
Joshua Bell en el metro

 

Rodrigo Muñoz Avia